(Disculpandome por los horrores gramaticales propios de un aprendiz de escribidor)

Sep 23, 2010

La juguera (primera y segunda parte)

Relatos recuperados del año 2008 (Juguera 1 y 2). Publicados ese año y  que después de manera inexplicable o ahora olvidada ocultados . 


Primera parte
Hoy, como estas mañanas despierto de excelente ánimo, con plena lucidez y firme determinación, apenas me levanto realizo por varios minutos ejercicios de estiramiento para despercudir mi vetusta pero recia anatomía, la gimnasia precede una ducha fría que a su vez anticipa un rápido pero organizado vestir.
Mi extrovertida personalidad tan venida a menos, otra vez fluye sin reparo, un vendaval de ilusiones concurren por mi cerebro, la desbordada alegría o desatada euforia que las últimas dos semanas siento o proyecto tiene una poderosa razón, un excitante estímulo que algunos pocos conocen y la mayor parte de estos lo cuestiona.

Desde que la vi quede prendado, supe que necesitaba descubrir la esencia escondida en ella, escarbar su mente, conocer los ideales que la motivan, indagar cuanta ingenuidad o malicia tiene su comportamiento, entenderla, llamar su atención y vincularme. No detenerme hasta oler su respiración, tocarla, sentir a mi lado ese delicioso cuerpecito, delgado, firme, sinuoso y quebrado; estrujarla, sentir la fibra muscular que ostenta en su vientre, en los brazos, envolverla con los míos y acercarla contra mi pecho. Palpar sus nalgas con las manos, pellizcarla, seguir la sinuosidad de esa virginal raya y juguetear con los dedos alrededor de su ojete, levantarla en peso y apretar su monte de Venus contra mi pene, rozar su cuerpo contra el mio, piel contra piel; aspirar su humor, amasar sus pies, llenarlos de besos, de caricias, en fin, poseerla, sentirla y penetrarla, hacerla sudar, percibir su gozo, la excitación o lujuria que pueda regalarme, que yo le provoque.

Voy llegando, ya diviso las tres grandes puertas que identifican el mercado donde ella trabaja, a la izquierda de la fachada se encuentra una entrada que da acceso a los puestos de alimentos preparados, cerca al pórtico están los establecimiento que ofrecen jugos de fruta, uno de ellos lo atiende esta hermosa mujercita, tiene alrededor de veinte años, es alta y delgada como modelo de pasarela, alegre, risueña y juguetona, es una feliz adolescente con todo el fulgor de la juventud. Bella, esbelta, cortés y refinada son solo algunos de los atributos visibles; siempre ordena su lacia cabellera con una gruesa trenza, entrelazadas cintas de colores adornan la azabache coloración; tiene un rostro de terso cutis y dulce mirada que deslumbra, su piel de melocotón, boquita de caramelo y diminuta nariz le dan un viso angelical, sus marcados pómulos configuran un hermoso rostro donde resaltan dos enormes como relucientes ojos, luceros que reflejan con creces el brillo de su personalidad, es extrovertida, mimosa y moderna. Exhibe con presunción sus pechos, son turgentes y grandes como toronjas, hechizan, emboban o agitan pasiones. Sabe lo que tiene y también como usarlo, atrae miradas, provoca confusión, perturba e inquieta, le sirve para vender sus productos pero mucho mas para seducir, fascinar o cautivar al sexo opuesto.

Necesita ser admirada, mis años y experiencia descubren con precisión los intereses, las demandas que rigen su vida, sus ilusiones; yo, un viejo astuto con hambre de hembra joven, de puber, le doy lo que quiere, cubro sus necesidades, lleno su ego, sus pretensiones o deseos, esperando que ella, por decisión propia pueda devolver lo recibido, con entrega, sentimiento, amor o cariño; quiero concretar mis anhelos, ese apetito personal, definido, carnal o sexual que estoy alimentando desde que la vi, que sigue creciendo y urge satisfacer.

Apenas me acerco su rostro se enciende, aún no llego y me recibe con una sonrisa que traspasa mi sobriedad, mi discreción, le devuelvo el saludo con una exagerada venia sacándome el sombrero de media ala que ahora uso, desde lejos ríe con pompa, llama la atención de compradores y colegas; todos se han dado cuenta que algo existe entre nosotros, la continuidad de mis visitas junto a mutuas expresiones de seducción que nos esmeramos en mostrar, cada vez, con detallada certeza, casi vociferando nuestro objetivo, rebasando la moderación, son clara evidencia de nuestras afectuosas intenciones, de la atracción que sentimos o con mas claridad, de mis lascivas apetencias.

Sentado en un banco al borde del mostrador puedo disfrutar observando sus desplazamientos, el requiebre de su torso al servir o licuar las frutas, su caminar, sonreír o simplemente estar; su altura, las formas o lineas de su cuerpo, la exquisita curvatura de la cadera, sus nalgas, los prolongados muslos, sus torneadas pantorrillas, la alegría que derrama, el sabor de su entusiasmo. Ya conoce mis gustos, sin pedirlo elabora el surtido especial que acostumbro tomar, al momento de acercarse en voz baja me confirma que vamos a salir en tres minutos, que vamos a caminar. Al "telo" pienso. Tomo el jugo con inusitado júbilo, aprovecho para incluir media pastilla de sildenafil que siempre ocupa un espacio de mi billetera, estoy alborozado, mas bien alborotado pero me contengo, hoy se cumplirá mi objetivo, las intenciones que estas últimas semanas acompañan mis pensamientos, probaré el jugo de su cuerpo, la frescura de su piel, el extracto de su alma.



Segunda parte

Apenas ingresamos a la habitación se abalanza sobre mi, está ansiosa y muestra la fuerza de su juventud, la núbil pasión de su edad; no puedo frenarla ni tampoco pretendo hacerlo, pienso esperar hasta que su ímpetu inicial se apacigüe y recién en ese momento intentaré tomar el control de la relación. Casi a empujones, entre besuqueos y arrebujos vamos hacia la cama, al borde de la misma se detiene, me abraza con una ternura que me sorprende, levanta la mirada y me obsequia una dulce sonrisa que me desarma, con suavidad apoya su cuerpo contra el mio y sin mirar pronuncia:


"quiero que me conozcas, déjame demostrar quien soy, no me interrumpas"


Estoy perplejo, la madurez de sus palabras contradicen sus arrebatos previos, presiento una particular experiencia en el sexo, asiento con el rostro y la miro fijamente, ella con sus brazos toma mis hombros y me sienta al borde del catre, acto seguido se aleja y empieza a sacarse prenda por prenda, siempre con una sonrisa en el rostro, con sutileza, garbo, elegancia y plasticidad, en contados segundos está completamente desnuda, es una delicia, disfruto cada segundo, mirando su cuerpo, relamiendo la lujuria que desborda mi equilibrio.

Mientras ella prosigue con su exhibición, la escena que se desarrolla es de puro surrealismo, estoy extasiado, mi mente vuela y el cuerpo se delata, una erección brutal empuja mi pantalón; al darse cuenta se acerca pone sus dedos en mi boca para mantenerme en silencio, saca la correa del pantalón e introduce la otra mano dentro para acomodar, sentir y manosear la pinga que tiene a su disposición, su rostro denota alegría al confirmar el tamaño y grosor, apura su gestión y con sorprendente habilidad baja el pantalón, el slip.


Al ver esta imponente verga frente a ella abre sus ojazos y saca la lengua, con movimientos circulares hace gestos propios de quien tiene un manjar por comer. Empieza lamiendo la cabeza, primero con delicadeza pero poco a poco incrementa su intensidad hasta dejarla totalmente mojada, recién comienza, se ha concentrado solo en la punta, lenguetéa con pasión, con bastante avidez, aprovecha cada segundo, movimiento o sensación, muestra y manifiesta su verdadero yo, el de una hembra hambrienta, por segundos se exalta y acelera su trámite, en otros lo hace lentamente.

Sigue luego por el tronco, se demora y gira moviendo su cabeza, sube y baja en franca distensión, con la mano recoge su cabello quiere que yo vea y goce mirando su rostro, observando su misión, por momentos levanta la vista y esboza una sonrisa que se manifiesta en los pómulos aunque con mayor elocuencia lo expresan sus enormes pupilas. Llega al escroto, usa la lengua para mojar, chupar, juguetear, prosigue por unos momentos hasta que de improviso se detiene, mira hacia mi cara y se reacomoda frente al pene que ahora completamente mojado mantiene su rotunda erección, poco a poco lo introduce en su boca, sigue tragando hasta llegar a los huevos, las ocho pulgadas llegan hasta su garganta y ella con los labios de su boca intenta agregar pendejos en cada succión, es una artista, entra y sale, desde la punta hasta el escroto, conoce y demuestra su conocimiento, estoy completamente sorprendido, no hay nada que hacer, estas jóvenes generaciones crecen en un mundo diferente al que me toco vivir; pero como se goza, carajo.

Al cabo de varios minutos, una vez saciado su apetito, al haberse saturado del tremendo felapio que realizó y que inmutable pero gozoso resistí, se levanta, retira las prendas desparramadas por la cama y nos acomodamos en la cabecera. A mi lado asume una posición fetal, monta una pierna sobre mi muslo y me pide un minuto de quietud, de relajo o laxación, dedico esos segundos para darle cariño, algunos mimos. La "pepa" que trague cumple con creces su objetivo, estoy con el libido en altísimo nivel, mantengo una categórica erección y total control seminal, se que ella tiene mas para dar o recibir, todavía no ha mostrado en toda su extensión la impudicia, obscenidad que aspiro sentir o saborear, el gusto de sus jugos, escuchar sus gemidos, la pasión desbocada o total entrega..


Al observar la verga en todo su esplendor y apuntando al techo de manera pretenciosa, como pavoneandose, la juguera vuelve a la carga, la juventud y ardor estimulan su deseo, tiene mucha potencia y necesita desfogar el frenesí que la inunda. Se levanta de la posición fetal que tenía hasta pararse sobre la cama, coloca los pies a cada lado de mi torso, sus manos con las palmas abiertas se apoyan en la pared encima del respaldar de la cama dejando su conchita, ligeramente húmeda hasta ese momento, cerca de mi cara, como ofreciendo su vagina, su sexo y voluntad, algunos sinuosos movimientos de cadera aproximan o revolotean su pubis sobre mi cara, se insinúa esperando una lamida, una sopeada, una mineta, poco a poco acerca su cuerpo hacia mi boca, con suaves movimientos su monte de Venus soba mi cara, sube y baja por ella como buscando la boca, mi lengua, el músculo bucal que la puede hacer despegar, enervar su pasión a limites increíbles, ella sabe que pierde el control cuando le hacen una buena sesión, ahora pretende sentir eso o quizás mucho mas.

Un cunnilinguis sin prisa ni tosquedad, inhibición o hastío es lo que pide, busca o espera; bueno pues, estaba con el hombre indicado, si algo hace bien este viejo erótico es minetear. Empiezo desde los pies, levanto la pierna derecha y atiendo con pasión, hasta adoración el pie en mis manos, cada dedo, el empeine y talón los lleno de besos,caricias, chupaditas y lenguetazos, meto todo el pie dentro de mi boca; huelo, soplo cada dedito y les fricciono con mis mejillas, beso y apretujo sobre mi cara; a pesar de la incomoda posición hice mi labor con esmero, mucha entrega; la áspera, robusta y tosca lengua que exhibo la hacen sentir el placer esperado, es lo que percibo, subo un poco mas, llego a los muslos y ella empieza a gemir, su garganta expresa lo que siente resoplando, chillando de forma imperceptible; vuelvo al otro pie y repito lo hecho, nuevamente ella demuestra y transmite las sensaciones y expresiones ya expuestas.

Al llegar hasta la vagina estaba totalmente calentona, mojada, efusiva, ávida de recibir en su coñito la lengua que había recorrido sus piernas, que ya le provocó un primer orgasmo. Una primera penetración, nasal, seguida de aspìraciones por sus labios vaginales fueron los primeros movimientos en la zona del pubis, busco su clitoris, llegar al punto G para hacerla explotar, exaltarla, es lo que busco y quiero lograr pronto, completamente satisfecho por la manera como me atiende quiero retribuir su gestión.

Fue el principio de una maravillosa aventura que duró poco mas de dos meses y una decena de encuentros, en cada oportunidad realizamos nuevas experiencias, buscamos y descubrimos zonas erógenas no aprovechadas, de cada uno de nosotros; fueron momentos inolvidables, de sublime placer, prácticas que nunca podré olvidar y pienso nadie más podrá igualar, la juguera que nunca olvidaré.



4 comments:

Yaritza Fontanez said...

Que te puedo decir mi querido amigo, desde que tenia 12, siempre odie a los de mi edad, me repugnaba sus comportamientos y sus estupidas conversaciones. Desde esa edad esda supe que queria a los hombres mayores, o de verdad que creo que desde los 7 pues en esa edad me enamore del hijo de la senora que me cuidaba, el teni 13 jaja y aun me gusta mucho, Nunca me hizo caso y aun sueno con mi hombre mayor.

Carlos Caillaux said...

No desmayes Yaritza, de la misma manera que el protagonista de este relato encontró su puber podrías tu encontrar al "hombre mayor" que aún no llega. por lo pronto aquí tienes un virtual amigo dispuesto a ...

Rocvall said...

Hola es el primer relato tuyo que leo un poco de prisa para formarme una idea de que se trata, yo tengo algunos ineditos , pero responden a otra tecnica y a otro espacio y tiempo voy atratar de publicarlos y bienvenidas sean las criticas

Carlos Caillaux said...

Y tu crítica.

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