(Disculpandome por los horrores gramaticales propios de un aprendiz de escribidor)

Dec 15, 2008

Corto cuento de navidad

El obeso con atuendo rojo, botas negras y barba blanca se acerca con sigilo, la sonrisa que mantiene en su faz le otorga un bonachón aspecto, además su particular vestimenta le protege del frio e humedad existente en el lugar, mientras revisa el interior de la casa por una empañada ventana que da al jardín exterior restrega con la palma de la mano diferentes partes del rostro, retira el sudor que en gotas le surge por toda la frente, frota cada globo ocular y limpia los bordes de sus gruesos labios en reiterada secuencia. El calor que reina dentro de la vivienda junto a la excesiva baja temperatura del exterior ha condensado vapor en el cristal del ventanal y formado una capa de vaho que dificulta la vista hacia adentro, solo se puede reconocer lo que se encuentra cerca del tragaluz.

Una lasciva sonrisa se dibuja en su cara, de la comisura de su boca una diminuta gota de saliva chorrea mientras observa el cuerpo desnudo de una hermosa joven echada sobre una cama, es casi una niña y se encuentra tumbada sobre el catre, la inmovilidad y desnudez de la púber le hacen perder ecuanimidad, divaga por milésimas de segundo con pensamientos no tan santos pero presto se recupera y busca la forma de ingresar, cuanto antes. Sabe que debe ser cauto, no romper nada, es lo recomendado para evitar intempestivos sobresaltos o causar temor a quienes estan adentro.

Por supuesto escoge la chimenea para entrar, es una antigua costumbre, la profusa vegetación del jardín y una sólida parrilla de madera entrelazada que llega hasta la cresta del fogón facilita la decisión, la amplia dimensión del conducto, el corto tiro y la imperceptible linea de humo a la vista terminan por decidir esta primera opción. A pesar de su voluminoso cuerpo entra con facilidad, llega con suma rapidez hasta la base del calefactor que está inactivo y totalmente limpio, busca entonces la fuente de calor y humo pero la excesiva decoración alusiva a la fiesta de navidad que hay en el salón distrae su atención, pierde concentración sobre el objetivo inicial pero de inmediato recuerda la principal razón de su atropellado ingreso; en silencio se dirige hacia el dormitorio donde la joven esta postrada, quiere acercarse a la brevedad, tenerla en sus brazos, desfogar en ella toda su viril experiencia y conocimiento, aprovechar la circunstancia para desarrollar su íntima inclinación, lo que sus entrañas le dictan, el hondo deseo que alimenta su ego; el capitán Fernandez, voluntario bombero de la estación distrital aplica sus conocimientos y vocación para salvar otra vida.

4 comments:

Ultimas Virgenes said...

carlos!
No había leído el ultimo relato, muy bueno.
A los años

visitanos

Inmaculada

Carlos Caillaux said...

Inmaculada, un placer tenerte por aquí y gracias por la seña, estoy ingresando a la red con poca frecuencia, una inminente mudanza y multiples ocupaciones dificultan mi presencia.

Saludos; pronto visitaré tu espacio, por lo pronto te incluyo en mis recomendados.

PINKIYOUTUBE said...

me encantoo como escribes esta muy bueno tu blog!!!
:D

nos seguimos?
saludos

Carlos Caillaux said...

Gracia Adriana; me gustaría escribir con mas frecuencia pero estoy un poco flojo y algo ocupado.

salud.

Pd. Con gusto nos seguimos.